Cuando las piezas dentales se caen definitivamente o se rompen, la mejor solución son los tratamientos de implantología; solo así podremos llenar el hueco que ha quedado en la dentadura. Existen varias formas de realizar esta sustitución.
Esta técnica de la implantología es producto de los diferentes métodos que ha promovido la evolución de la odontología. Aunque parece un procedimiento simple, encierra algunas complejidades que los pacientes deben conocer.
Los tipos de implantes según la fijación
Realmente hay diferentes formas de clasificar el tipo de implante dental que podemos recibir. Según la fijación de la raíz, se conocen básicamente dos procedimientos: yuxtaóseos y endoóseos.
- El procedimiento yuxtaóseo hace alusión a los implantes que se colocaban directamente sobre el hueso. Su realización es mucho más invasiva durante la operación, por lo que la técnica ha entrado en desuso.
- Por su parte, la fijación endoósea es quizás la más utilizada en la actualidad. Esta técnica simplemente define a los implantes que se colocan en el presente, que son incrustados en las encías.
Clasificación según el tipo de Implante
Con la incrustación, tenemos la posibilidad de obtener diversos tipos de implantes dentales.
- El modelo básico es el de tornillo, que tiene la ventaja de integrarse con mayor rapidez a nivel óseo. Por esta razón, es el método al que los odontólogos recurren con mayor regularidad.
- También se utiliza el sistema cónico, parecido al tornillo pero que presenta un diámetro ancho durante la incrustación. Este margen se va reduciendo con el paso de los días. Quizá esta es la técnica menos utilizada.
- En ocasiones se utiliza la alternativa del anclaje cilíndrico, cuyo beneficio principal es la resistencia y firmeza que ofrece. Este espigón de titanio es incrustado en el hueso de la mandíbula, que actúa como si fuera un ancla.
Otros factores determinantes en los tratamientos de implantología
El odontólogo que realiza un implante dental tiene que considerar el estado total de la pieza a sustituir, la raíz, estado de la encía, huesos, etc. En este tipo de operación, se analiza el nivel de reabsorción ósea. El estado puede estar sin reabsorción, luego pasar a un nivel leve y culminar cuando la reabsorción sea “avanzada”.
Otro aspecto que el odontólogo verifica es la disponibilidad de hueso alveolar en cada paciente. Esto definirá otra tipología de implantología. Según los estudios realizados, podríamos tener implantes rectos, inclinados, cigomáticos o recurrir al concepto All-on-4.
Añadido a esto, existen varios tipos de duración del tratamiento, lo que a su vez plantea diferentes procedimientos. Por ejemplo, la carga inmediata con implantes de superficie oxidada permite colocar corona, puente y la prótesis, a las 48 horas de haber instalado el implante.
¿Qué ocurre antes del implante?
Básicamente, la primera fase conlleva la revisión por parte del especialista, quien solicitará una imagen para verificar el estado del hueso. Mediante este estudio, el odontólogo podrá determinar cuál es el tipo de implante más idóneo para el paciente.
Es necesario revisar también la encía antes de comenzar cualquier procedimiento. Si esta se encuentra infectada, se iniciará un tratamiento con antibióticos para evitar complicaciones. Y si no hay hueso suficiente, también se puede intentar regenerarlo.